Historias de la puta crisis

Terapia de grupo para soportar la que esta cayendo ...

01/11/2009 - El Mundo (edición digital)

” La Iglesia católica, en contra de esparcir las cenizas de los difuntos “

” Aunque acepta la cremación, a la Iglesia Católica no le gustan las costumbres, cada vez más extendidas, de esparcir las cenizas de los difuntos o conservarlas en urnas en casa. Para la jerarquía católica, aventar las cenizas es un rito pagano, mientras tilda de «fetichismo» y «banalización de la muerte» el conservarlas en casa. “

Me considero ateo. Crecí en uno de los muchos hogares españoles en los que se era católico porque no cabía ser otra cosa. Me bautizaron y hice la primera comunión, como no podía ser de otra manera. En plena adolescencia, tuve una crisis de identidad, también en lo religioso, que me llevó a pensar que si, decididamente creía, debía practicar. Mis visitas semanales a misa duraron menos de dos meses. Fue suficiente para constatar que ni estaba dispuesto a seguir practicando, ni tan solo a seguir creyendo. Y no me beso porque no me llego por lo acertado de mi elección.

No estoy ni mucho menos en contra de los valores fundamentales del Cristianismo. Si desvinculamos el discurso atribuido a Jesús de toda su carga sacrosanta y mesiánica, lo que queda es completamente reconocible como la base moral sobre la que se asienta nuestra sociedad actual. Nuestra valoración ética de lo que está bien y lo que no, posiblemente coincidirían bastante con dicho discurso. Otra cosa bien diferente, es el concepto en que tengo a la Iglesia Católica del pasado, del presente, y mucho me temo que del futuro. Resulta inverosímil comprobar como un legado cargado de buenas intenciones se convierte, mediante la manipulación constante y sistemática, en un instrumento no para la liberación de la persona, sino para el sometimiento absoluto y absurdo  de la misma al pensamiento único de unas estructuras de poder fuera de época.

La historia de la Iglesia Católica es incongruente con el presunto mensaje que debía transmitir. En el nombre del amor proclamado por Jesucristo se han hecho guerras, sometido pueblos, llevado a cabo pillajes y escarnios, perseguido a los fieles propios y ajenos. Todo ello en connivencia con la clase dirigente de cada momento, a la cual ya le venía bien que las gentes se preocuparan más por lo divino que por lo humano, lo que facilitaba el acceso y el mantenimiento en el poder. Simbiosis perfecta.

Con la llegada del libre pensamiento y el acceso de la masa al raciocinio y a la educación primero, pero sobre todo con la llegada de los primeros regímenes precursores de las democracias actuales, el vínculo Iglesia-Estado se rompe. Las leyes de los hombres dejan de ser una simple derivación de las reglas impuestas por el hecho religioso, que pasa al ámbito de los privado y personal. La Constitución es para todos, la Biblia para el que profesa la fe.

En este punto, no deja de resultar chocante, cuando no directamente reprochable, el camino emprendido por la Santa Madre Iglesia desde finales del siglo pasado y en lo que llevamos de éste. Globalmente, y en particular, en nuestro país, en el que a ciertas moderneces hemos llegado más tarde que las naciones de nuestro entorno, gracias a Don Paquito y su palio. Cuestiones como el aborto siguen siendo, aun cuando la ley en vigor lleva ya más de dos décadas de aplicación, objeto de debate interesado de una cúpula eclesiástica añorante de épocas mejores (para ellos).

También la educación constituye caballo de batalla para recuperar posiciones perdidas con la universalización de la gratuidad en la enseñanza. Ni su influencia ni sus dineros volvieron a ser los mismos. ¿ Cómo cojones puede estarse en contra de una asignatura que se llame “educación para la ciudadanía” ?. Nadie les veta el estudio del catecismo, en privado por supuesto, pues privada es la fe. Recuerdo incluso que mi padre todavía posee un librote que le acompañó varios cursos de su primera enseñanza, allá por finales de los 40, en el cuál, aparte de la historia, de las ciencias naturales o las matemáticas, había un apartado en el cual se mostraban los deberes de todo buen ciudadano (de la Una, Grande y Libre, por supuesto). ¿Acaso no era eso educación para la ciudadanía?.

Ahora, en medio de la desbandada de fieles y vocaciones que incluso llevan al Papa a tomar en consideración acoger en su seno a los obispos y sacerdotes anglicanos (muchos de ellos casados y con descendencia, a ver como narices se lo explica a sus homólogos católicos de toda la vida, castos y virtuosos por obligación), a falta de cosas mejores que hacer, la Iglesia pretende entrar en algo tan íntimo como el último adiós de nuestros difuntos. Nos van a elaborar el manual del buen enterradito, bajo amenazas de herejía y paganismo. Les preocupa que a la gente, ante lo abultado de la factura de enterrar a los seres queridos, lo difícil de encontrar nichos en los saturados cementerios de nuestras ciudades, o por simple convicción personal, les vaya privando cada vez más otras formas de rito funerario. ¿ Dónde quedó la frase tan característica de la Pascua : Polvo eres, y en polvo te convertirás  ?.

Resulta fascinante que, en medio de todo el saco de problemas que sufre el planeta, no encuentre el Gran Inquisidor mejores formas de ocupar su tiempo y energías …

1 comentarios:

La gente ha ido optando por una religiosidad más natural, no dirigida y desprovista de dogmas y encima va la católica y se queda sin apocalipsis con los que amenazarnos, que ya nos los buscamos nosotros por nuestra cuenta.

Los días de la secta católica han terminado pues ha perdido sus pilares fundamentales; el miedo de las gentes y el sostén político. Que se la pele!!

Saludos!